La Guerra de Malvinas según los medios.
El papel que los medios de comunicación desempeñaron durante la Guerra de Malvinas ha sido y continúa siendo motivo de interés y análisis. ¿Qué decían los medios acerca de la guerra? ¿Qué imágenes transmitieron? ¿Por qué presentaron esas imágenes y no otras?
La información durante la guerra de Malvinas no escapó a las condiciones generales de la dictadura. Al estricto control que ya existía desde el golpe de Estado se sumó la censura típica de todo conflicto armado que se intensificó aún más a partir de Marzo de 1982.
Aún antes de desatarse el conflicto en los medios se publican notas que dejaban entender que la guerra era un horizonte posible para dirimir el conflicto. Estas notas eran funcionales a la dictadura en un doble sentido: instalaban un tema capaz de desviar el foco de atención en torno a la conflictividad interna y pretendían sumar presión a los ingleses, bajo la errónea suposición de que la amenaza de guerra los obligaría a negociar la soberanía de las islas. Aunque funcionales, las notas también daban cuenta de un sector del periodismo que alentaba la opción militar sin medir ninguna de las consecuencias de una decisión de esa índole.
La conflictividad interna y la cuestión Malvinas, finalmente, estaban tan ligados en esta coyuntura que no sorprende el título de Crónica el martes 30 de marzo, el día de la primera huelga general contra la dictadura: “CGT ratificó el acto; Gobierno lo prohíbe”.
Los medios masivos de comunicación argentinos fueron altamente funcionales a la Junta militar en la creación y formación de un clima triunfalista. Por este motivo, en ningún momento mostraron noticias que reflejaran el carácter adverso de los combates. El caso más claro y renombrado es el caso de la Revista Gente, que con imágenes de la guerra exacerbó el slogan y la publicidad oficial ¡“Argentinos a vencer! Cada uno en lo suyo defendiendo lo nuestro”. En efecto, si la publicidad oficial enviaba ese mensaje impreso sobre un puño cerrado con el pulgar en alto, en medio de un folleto que advertía que ¡Ya estamos ganando!, la revista Gente multiplicaba ese mensaje y lo encuadraba en el campo de batalla con la tapa del 7 de mayo de 1982, donde con letra bien amplia anunciaba: Estamos ganando. Y todavía más, contra toda evidencia, el 29 de mayo retomaba el slogan para titular: Seguimos ganando. Si bien la actitud triunfalista de la revista Gente fue exacerbada, los demás medios no se quedaron atrás y la reprodujeron en escala sólo un poco más moderada.
En los medios gráficos aparece una doble construcción de la imagen de los ingleses. Por un lado, son calificados como “piratas”, asesinos, usurpadores, etc y al mismo momento en que se presentaban así a los ingleses, se subrayaba que el británico era un “imperio en decadencia” y por ende inofensivo, subestimándose incluso su poder de fuego.
Uno de los noticieros televisivos del momento se llamaba “Sesenta Minutos”, y era emitido por ATC y conducido por el periodista José Gómez Fuentes con corresponsales que transmitían desde las Malvinas. Las fuerzas Armadas habían ordenado transmitir los comunicados militares y sólo mensajes e imágenes que “no den pánico, ni atenten contra la unidad nacional”.
A la información inexacta se sumó una serie de incongruencias muy severas en la estrategia de información de la dictadura. Por citar un ejemplo, según relata Diego Pérez Andrade (periodista enviado por Telam) en un documental sobre el papel de los medios en Malvinas elaborado por Telesur, en ocasión de un prolongado bombardeo al aeropuerto escribió una nota que cerraba diciendo que, a pesar de la intensa lluvia de bombas, los ingleses no habían acertado en su blanco, la pista de aterrizaje. Tres horas después, desde Buenos Aires le comunicaban que los mandos militares felicitaban al periodista por la nota, porque revelaba el fracaso del operativo militar inglés. Pero una hora después de recibir las felicitaciones, Andrade era expulsado por Menéndez de las islas, precisamente por la nota que había escrito. “¿Qué tenía de malo esa nota?” preguntó Andrade, a lo que Menéndez respondió que, en virtud de esa información, los ingleses volverían a la carga al día siguiente. Anécdotas de este tipo, en síntesis, mostraban bien el desorden y la improvisación militar, también en la circulación de la información de la guerra.
En efecto, el modo de contar la guerra se construyó sobre los comunicados e informes de las Fuerzas Armadas, que destacaban algunos éxitos de la aviación argentina pero no informaban sobre las derrotas en las trincheras. Este modo de informar provocó algunos desacuerdos, incluso, entre los propios militares. Lo cierto es que los medios de comunicación cumplieron un rol decisivo en la construcción del relato de la guerra, exacerbando y construyendo con mayor eficacia que la que era capaz de imaginar la dictadura ciertos tópicos dominantes durante los días del conflicto.
Cabe preguntarse ¿hasta qué punto esta perspectiva “triunfalista” de la dictadura, magnificada por los medios, no era a su vez demandada por sectores de la sociedad que habían adherido a la empresa militar? Dejamos este interrogante como un disparador abierto para que cada uno de los lectores saque sus propias conclusiones.